Hace 4 años cuando fui a la reserva natural de Blankaart en la región Flamenca de Bélgica por primera vez todo estaba completamente congelado; era uno de los más paisajes más increíbles que había visto en mi vida e incluso hice algunas fotos que me valieron para ganar algún premio. Ahora en enero tuvimos la oportunidad de volver y si antes había visto el lugar lleno de familias, patinadores y gente divirtiéndose con trineos, en esta ocasión todo estaba prácticamente vacío a excepción de algunos observadores de aves con sus binoculares y sus teleobjetivos.
Si en el 2009 me divertí muchísimo, ahora en el 2014 disfruté de la tranquilidad del lugar, los sonidos de la naturaleza y de los únicos cielos azules que tuvimos en nuestro viaje. Es relajante caminar por los senderos de tierra (algunos de madera), ver la luz pasar entre los juncos y las bandadas de pájaros pasar, sin duda un sitio para quedarse un buen rato. También hay un impresionante castillo que ahora sirve como centro de información, un área con comederos para aves y unos interesantes paneles de abejas. Más info en esta página web (sólo en neerlandés).