Alguna vez te ha pasado que visitas un lugar y no puedes creer que estés ahí en ese momento? Pues a mí sí, y la más reciente fue cuando caí en cuenta que estaba en el sitio donde en 1986 ocurrió el peor desastre nuclear de la historia.
Ir a Chernobyl y la vecina ciudad de Prypiat es una experiencia surreal. Los constantes pitidos de los dosímetros que te entregan recuerdan que aún quedan secuelas de aquel evento que el hermetismo soviético mantuvo en secreto mientras la vida de cientos de miles de personas se veía afectada para siempre… y la de millones más estuvo en jaque sin apenas tener conocimiento de lo que pasaba.
Visitar la zona de exclusión de Chernobyl hoy en día es relativamente fácil y accesible. Solo se puede ingresar (al menos legalmente) a través de una excursión guiada con un tour operador autorizado por el gobierno ucraniano y con una simple búsqueda en internet encontrarás varios que ofrecen planes de uno o dos días. Yo fui con Chernobyl Welcome y no tengo ninguna queja ya que su página es bastante clara y moderna, la comunicación siempre fue fluida, fueron puntuales en todo momento y durante la visita la guía mostraba bastante preocupación por la seguridad de todos.

Una guía muestra una foto del reactor 4 con el primer sarcófago de contención junto el monumento en honor a los Liquidadores.
Los tours parten desde Kiev (normalmente desde la estación central de trenes) y el viaje dura unas dos horas hasta el primer punto de control. En este lugar el personal del ejército revisará los pasaportes (es obligatorio llevarlo) y un documento de acceso que deberá tramitar la agencia con la que hayas contratado la excursión. Una vez comprueben que todo está en orden, recibirás un dosímetro personal que medirá la cantidad de radiación recibida durante el día (este no muestra ningún dato ni tiene pantallas, solo es para uso de las autoridades) y otro que sí que permite chequearla constantemente y emitirá una alarma cada vez que se supere el nivel normal de radiación (0,3 μSv por hora).
Durante la visita hay normas básicas a seguir y que en su mayoría son bastante lógicas: está totalmente prohibido tocar y mucho menos llevarse nada del lugar, sentarse o colocar objetos personales en el suelo. Hay que vestir pantalones, zapatos cerrados y camisetas manga largas o chaquetas (cubrirse la cabeza con una gorra, por ejemplo, es recomendable), evitar en lo posible comer o beber cuando se esté al aire libre y , lamentablemente, está totalmente prohibido entrar en los edificios abandonados. También dependiendo del día habrá que utilizar mascarillas.

En las zonas asfaltadas el nivel de radiación suele ser normal, en cambio las zonas forestales presentan altos niveles de contaminación.
En mi caso, el primer lugar que visitamos fue la ciudad de Chernobyl. Al contrario de lo que se podría pensar, aquí viven hoy en día dos mil personas que trabajan en la Planta Nuclear (que produjo energía hasta el año 2000) y ahora se dedican a remover el antiguo sarcófago de contención del reactor 4 y desmontaje de los reactores restantes. Tanto los empleados de la Planta como demás trabajadores realizando actividades en la zona no pueden permanecer más de dos semanas al mes en Chernobyl. Si optas por un tour de dos días, pasarás la noche en un hotel que hay aquí.
Luego nos dirigimos al que para mí es uno de las imágenes más impresionantes que he visto en mi vida: el radar Duga! Un inmenso armatoste de metal de más de 700 metros de largo y 150 de alto, sobre el cual abundan las leyendas y cuyo uso oficial era detectar el lanzamiento de misiles occidentales… aunque se dice que podía controlar la mente o el clima. Yo me quedé maravillado con esta estructura metálica gigantesca en medio de la nada, rodeado solo por la naturaleza y llena de tantas historias conspirativas, todo un símbolo de la Guerra Fría.
La siguiente parada es la Planta Nuclear Vladimir I. Lenin, mejor conocida como Chernobyl. Si bien visualmente no puede ser tan impresionante, caer en cuenta que en este lugar ocurrió el peor desastre nuclear en la historia y que por escasos minutos no ocurrió una de las mayores tragedias en la historia de la humanidad pone los pelos de punta. El nuevo sarcófago de contención es lo primero que se ve en el horizonte y domina todo el paisaje, reflejando los rayos del sol en su enorme superficie metálica que costó 1,5 billones de euros y pesa 31 mil toneladas.
Por increíble que parezca, justo delante de la planta el nivel de radiación es relativamente bajo y resulta extraño ver grandes grupos de trabajadores con sus uniformes militares (no pertenecen al ejército, solo que esa ropa es la más barata y por eso se las entrega el gobierno) entrando y saliendo por sus puertas, para luego ser transportados en viejos autobuses blancos y azules, del mismo modelo utilizado para evacuar a la población en 1986. Aún más curioso es almorzar junto a ellos en el comedor de un edificio cercano, tras pasar el primer control de contaminación que consiste en pararse y “abrazar” los lados de una máquina que parece sacada de una peli de ciencia ficción.
Finalmente, la última parada es la ciudad fantasma de Pripyat. Tal vez una de las imágenes más icónicas del desastre de Chernobyl es la rueda de la fortuna surgiendo a la distancia entre los edificios abandonados de lo que una vez fue una moderna urbe donde hacían vida 50 mil personas, en su mayoría jóvenes. Visualmente, es la parte más impresionante de la visita… Pripyat, a diferencia de otras ciudades fantasmas, fue evacuada de imprevisto y sus habitantes apenas tuvieron un par de horas para llevarse lo que pudieran, además de que se les dijo que sería solo por unos días y por eso todo luce como si literalmente el tiempo se hubiese detenido: los cuadernos sobre los pupitres de la escuela, platos y cubiertos sobre las mesas de los restaurantes, juguetes en las cunas de las guarderías e incluso un vaso en una máquina expendedora de refrescos.
Para mí, personalmente, lo más impactante es ver como en unos 30 años sin presencia humana la naturaleza se ha adueñado nuevamente de todo y que por momentos es como caminar en una especie de bosque surreal donde entre los árboles parecen esconderse unos decadentes edificios. Lamentablemente, algunas estructuras han empezado a derrumbarse por lo que las autoridades prohíben acceder a los mismos así que me quedé con las ganas de ver el interior de algunos lugares icónicos… aunque en oportunidades se puede echar un vistazo por las ventanas y tener una idea de como quedó todo cuando las autoridades dieron el mensaje de desalojo el 27 de abril de 1986.

Algunos edificios de Pripyat fueron ocupados durante un tiempo por el personal que trabajaba en la Planta Nuclear de Chernobyl tras el accidente
A pesar de que hay una gran cantidad de tours al mismo tiempo en la ciudad, de alguna manera siempre te encuentras relativamente solo por lo que esa sensación fantasmagórica siempre está presente en el ambiente. El único punto donde tal vez te cruzas con otras personas en el Parque de Atracciones, ya que nadie quiere dejar de ver en vivo la emblemática rueda de la fortuna que sería estrenada el 1 de mayo, 5 días después del accidente en Chernobyl. Aún así, tras las aparición de unas fotografías donde se ve el parque en funcionamiento, se dice que las autoridades para demostrar que todo estaba en absoluta normalidad abrieron durante unos instantes las atracciones a pesar de que no estaban completamente terminadas . Por cierto, justo en la noria es uno de los puntos de la zona con los niveles más altos de radioactividad… apenas te pones debajo de uno de los cubículos el dosímetro pita intensamente!

La icónica rueda de la fortuna de Pripyat… también uno de los puntos con más nivel de contaminación en la zona
Después de unas 7 horas en la zona, se emprende el camino de regreso a Kiev no sin antes pasar por dos controles más para asegurarse de que no nos hayamos contaminado y regresar los dosímetros. En definitiva, es una experiencia brutal haber estado en un lugar que queda como triste testimonio de como al imponer los intereses propios, la soberbia, las lealtades a un partido y la ignorancia sobre la seguridad y el bienestar del pueblo se estuvo a punto de volver incluso miles de veces peor lo que ya de por sí fue una tragedia nunca antes vivida en el planeta. Al hablar con la gente en Kiev y escuchar desinterés y hasta desprecio por Chernobyl, te da una idea de el temor y rencor que aún existe hacia los factores y circunstancias que propiciaron el accidente y que aunque probablemente en poco tiempo más queden muy pocos vestigios visibles del desastre, la zona que será inhabitable durante miles de años quedará como marca permanente de la faceta más terrible de cuando solo se trata de tener y demostrar poder a toda costa.
2 thoughts on “Visitar Chernobyl y Pripyat”