Llegué a Kiev sin saber muy bien que me encontraría en mi punto de partida y base de operaciones antes de visitar la Zona de Exclusión de Chernobyl, pero me fui enamorado de la ciudad y lamentando no haber podido pasar más tiempo en la vibrante capital ucraniana.
Contrario a lo que mucha gente pensaría, no quedan casi vestigios de la era soviética y de hecho las zonas aledañas a la impresionante calle Khreschatyk están llenas de imponentes edificios neoclásicos. La Plaza Maidan, famosa por ser el epicentro de la llamada Revolución de la Dignidad en 2014, es un lugar rebosante de vida con sus fuentes mágicas y su espectáculo de luces y color… sin duda el punto de encuentro de los locales donde también hay un espacio para conmemorar y recordar los eventos de la historia reciente ucraniana.
La ciudad está llena de bares, cafés y restaurantes de todos los estilos y presupuestos. Yo personalmente -no sé si por suerte o porque realmente es la norma- todos los lugares a los que fui me parecieron muy estilosos y se notaba mucho esmero en la presentación de los platos y bebidas… eso sí, las cuentas son bastante confusas ya que se cobran aparte bebidas alcohólicas y algunos otros apartados. Nunca lo llegué a entender totalmente pero al menos no era con la finalidad de timar, solo es una manera un tanto extraña de pagar las cosas y además se ve que dividir la cuenta no es nada común. Los locales dominan lo justo del inglés pero son amables sin llegar a ser super efusivos; me pareció que las personas adultas lo hablan más que los jóvenes a pesar de que estos últimos son más abiertos.
Otra cosa que me parece que vale la pena mencionar es que para movilizarse el Uber es super recomendable ya que los taxis no utilizan el taxímetro y tratar que negociar un precio con un conductor que no habla nada de inglés puede ser algo engorroso. El metro de Kiev también es bastante eficiente y además merece la pena visitar sus impresionantes y muy, muuuy profundas estaciones ya que algunas son verdaderas obras de arte!
Sobre los lugares a visitar, no me cabe duda que hay miles y Kiev merece como mínimo varios días para visitarla como se debe… pero al tener muy poco tiempo recurrí a la ayuda de Alina de Awesome Kyiv para que me mostrara rincones especiales de la ciudad en vez de los clásicos puntos muy turísticos. No solo fue muy atenta sino que también se esmeró en contar historias y anécdotas de la ciudad, además de responder cualquier pregunta que pudiera tener sobre los sitios que visitamos y también sobre Ucrania en general.
En conclusión, una ciudad fascinante a la que me gustaría volver sin duda. Dos cosas (de muchas) que me impactaron en especial fueron las cúpulas doradas de las catedrales ortodoxas ya que nunca las había visto y las secuelas de la guerra de Donbass que se sienten en el día a día de Kiev y en sus habitantes.
