Queriendo salir del caos de Barcelona y buscando paz y tranquilidad, pasamos las navidades en Argestues, un pueblito en los pirineos de apenas cuatro unas casas que estuvo abandonado desde los años 60 pero que hace algún tiempo una familia se ha encargado en restaurar para ofrecer un maravilloso alojamiento rural.
Jordi y su padre nos trataron de maravilla, nos ayudaron en todo momento y además la casa, respetuosa con el medio ambiente y reformada pero conservando las estructuras originales de piedra y madera, estaba equipada con todo lo necesario para una estancia cómoda y relajada. Aunque habían otras familias en el lugar, la sensación de intimidad y privacidad era impresionante, con patio propio para hacer barbacoas además de mesas y sofás en una terraza para tomar el desayuno afuera (si el frío lo permite).
A unos dos kilómetros andando se encuentra Saulet, un pueblo totalmente abandonado salvo por un señor que un par de veces a la semana sube a cuidar un pequeño huerto que tiene. En el camino se puede disfrutar del paisaje, cruzar un par de riachuelos para finalmente vivir esa sensación de caminar a través de una aldea fantasma que pocas veces se puede experimentar… un paseo totalmente recomendado!
Lo único que nos faltó fue la nieve, que hubiera terminado de dar un encanto brutal al paisaje si hubiera llegado estar cubierto de blanco… pero la tranquilidad, el silencio sólo interrumpido por el balar de las ovejas y sus campanas , cielos estrellados como pocas veces he visto en mi vida y poder calentarse al lado de una estufa a leña hacen que quiera repetir pronto la experiencia.
Para hacer Relax total. Saludos.
Enviado desde mi iPod
El 29/12/2014, a las 13:37, “Francisco Goncalves – Photographer” escribió:
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