Unida a Nusa Lembongan por un estrecho puente amarillo, la pequeñita Nusa Ceningan fue la isla del sureste balinés donde más disfruté (y me relajé). Al no tener mucha infraestructura ni grandes resorts, hay menos turismo que en Lembongan y obviamente más tranquilidad, así que puedes maravillarte con los impresionantes paisajes sin estar rodeado de tanta gente.
Recomiendo dos lugares donde fui muy feliz y que gracias a ellos me fui enamorado de esta isla que puedes recorrer en moto: el primero de ellos es The Palms, donde además de tener muy buena comida y música, puedes quedarte luego disfrutando de la maravillosa piscina infinita. El otro es el Sea Breeze Warung, el mejor local para contemplar el atardecer desde una hamaca con un cóctel en la mano mientras los niños salen a jugar en la marea baja!
Ojo: no olvidar llevar efectivo porque no hay cajeros!