Aunque Barcelona es famosa por sus días soleados y si bien el invierno no es tan duro como en la mayoría de las ciudades europeas, no se salva del frío que empieza a finales de otoño. Aún en un día radiante ya hay que echar mano de un abrigo y taparse más, pero yo soy de los que creen que la ausencia de piel se compensa con estilo y mejores combinaciones de ropa. Para mí, el invierno es más fotogénico que el verano…