Shanghai, una experiencia surreal

Vista de los imponentes rascacielos de Lujiazui desde The Bund

Debo reconocer que tras decidir comprar billetes para ir al otro lado del mundo en una decisión casi visceral tras ver unos billetes realmente baratos (además de descubrir que el hospedaje es bastante asequible) y solo unos 10 días antes de la fecha, sentí bastante nervios e incluso dudas sobre lo que estaba a punto de hacer… pero ir de imprevisto a Shanghai ha sido de mis experiencias viajeras más memorables y además disfruté como hace mucho tiempo no hacía salir con mi cámara a hacer fotos.

Shanghai es lo que podrías esperar de la segunda ciudad más poblada del mundo… cantidades enormes de gente y estímulos por todas partes

Aunque no tenía mucho tiempo para hacer planes, sí hay un par de cosas que afortunadamente descubrí que son totalmente fundamentales:

  1. Pillar una SIM o eSIM para tener servicios de datos y aún más importante, una VPN que realmente funcione. Las aplicaciones y mayoría de páginas web occidentales están bloqueadas en China, por lo que WhatsApp, Google/Gmail, Instagram, etc no funcionan y sin internet créeme que estarías totalmente perdido ya que el móvil es necesario para prácticamente todo. Yo compré la eSIM de Holafly y funcionó realmente bien, tanto la cobertura como la velocidad de los datos y lo mejor de todo es que ya viene con VPN incorporado.
  2. Descargar y asociar tu tarjeta de crédito o débito a AliPay. Esta app es fundamental, muchísimos comercios no aceptan tarjetas extranjeras y es común encontrar que tampoco acepten efectivo… de hecho hasta las personas que piden dinero en la calle tienen latas o carteles con sus cuentas para que les des algo a través de esta aplicación. AliPay no solo te permite pagar por productos y servicios (bien sea escaneando códigos QR o acercando el teléfono al punto de pago como ApplePay) sino que también es necesario para utilizar el metro. Prácticamente tiene de todo… mapas del transporte público, DiDi (similar a Uber), traductor, covertor de divisas, servicios de comida a domicilio, venta de billetes de avión y tren, etc.
  3. Otra aplicación importante es WeChat. Es una mezcla de WhatsApp con Instagram, Facebook, Tinder y la de tu banco. También se puede usar para pagar en restaurantes, tiendas y atracciones y además es la manera principal de mantenerte en contacto con la gente en China. Es recomendable pedirle a alguien que ya la tenga que te haga una especie de invitación para poder activarla.
  4. Aunque tengas VPN, Google Maps en China no sirve de mucho. Sí puedes poner direcciones y guiarte cuando vas caminando, pero no te dará rutas de transporte público, por ejemplo, ni podrás ver muchas reseñas o fotos de los lugares. En este sentido, Apple Maps sí que te da alternativas para ir a los sitios en metro o bus y tiene más locales, pero e mejor igualmente tener alguna app del Metro de Shanghai (yo usé MetroMan).
  5. Apps para traducir, preferiblemente de manera simultánea, como Google Translate. A pesar de ser una de las capitales del comercio mundial, la gente habla poquísimo o prácticamente nada de inglés, incluso en lugares turísticos. Afortunadamente las calles, señales del metro y demás indicaciones en sitios como centros comerciales están en inglés o “pinyin” que es como le llaman a la romanización del sonido de las palabras en chino. Si vas a un restaurante “grande” o en malls puede que tengan menús en inglés, pero no es muy común… lo bueno es que siempre hay fotos y se suele pedir por los números que tienen asignados los platos.
La zona de Yuyuan es una explosión de colores y sensaciones

El río Huangpu divide a Shanghai en dos partes… en el este, Pudong, donde está el aeropuerto principal de la ciudad, y Puxi en el oeste. Yo decidí quedarme en lado de Puxi y creo que fue lo más acertado… estaba en la calle Huahai, que es como una especie de Quinta Avenida llena de tiendas y comercios de todo tipo, desde Mango hasta Louis Vuitton y por supuesto, gran cantidad de restaurantes tanto de lujo como humildes puestitos de dumplings. La mayoría de las atracciones están de este lado de la urbe, como los Jardines Yu, el barrio antiguo, The Bund con sus impresionantes vistas, las callecitas de Tianzifang, la Plaza del Pueblo, el templo Jing’an, Nanjing Road con el sinfín de luces de neón y la zona anteriormente conocida como la “Conseción Francesa”. Pudong son básicamente los impresionantes rascacielos que definen el skyline de Shanghai, como la Oriental Pearl Tower y la Shanghai Tower, hasta hace poco el segundo edificio más alto del mundo (vale la pena visitar el mirador ubicado en la planta 121 y vivir la experiencia de subir en solo segundos gracias al ascensor más rápido que hay en funcionamiento). El China Art Museum y el Museo de Historia también están en este lado, pero como dije anteriormente me resulta mucho más interesante, diverso y auténtico Puxi.

Cuando cae la noche miles de personas se reúnen en The Bund a orillas del río Huangpu para disfrutar el espectáculo de los edificios de Lujiazui iluminados
Edificios tradicionales en Nanshi, una de las zonas más antiguas de Shanghai
Las vistas desde el mirador de la Shanghai Tower son impresionantes

Una de las cosas que más me gustó es que a pesar de la magnitud de la ciudad, moverse es bastante fácil y puedes ir andando a varios de los lugares más emblemáticos… cosa que no esperaba en lo absoluto. Además el metro, aunque es el más extenso del mundo, es fácil de usar, barato y eficiente. Simplemente hay que seguir las señales y aunque los trasbordos pueden ser largos, no tuve problemas salvo en atinar las salidas ya que simplemente están indicadas con números. La comida es otro punto a favor, ya que es parte fundamental de la vida diaria y sin importar a donde vuelvas la mirada habrá un restaurante, bar, puestito, kiosco o mercado con infinidad de opciones para elegir. Si no quieres preocuparte demasiado por la barrera idiomática, los lugares en los centros comerciales tendrán menú en inglés (aunque los empleados probablemente no lo hablarán) o busca restaurantes que parezcan ser de un nivel un poco más elevado. Los rangos de precios dependen del lugar y el tipo de comida pero me impresión es que algo igual en Barcelona, por ejemplo, sería más caro a pesar de que no considero que Shanghai sea una ciudad particularmente barata, de hecho cosas como la ropa es mucho más cara.

La selva de neón en la Nanjing Road es todo un show
Una chica con vestido tradicional en el Jardín Yu. Es común ver sesiones fotográficas por todas partes.
No te limites solo a ver el interior del Jardín Yu, los alrededores son una visita obligada

Otra cosa que me sorprendió, fue no ver muchos turistas extranjeros al punto de que dependiendo del lugar, era normal que se me acercara gente (especialmente adolescentes) a pedirme fotos. Un par de veces entré a unos pequeños bares cerca de mi hotel y era la sensación del momento, con l@s locales invitándome bebidas y tratando de que les contara cosas a pesar de que apenas nos podíamos entender… era surreal hablar a través de los teléfonos que nos servían de traductores simultáneos para poder comunicarnos y aunque en algún momento podía agobiar un poco, siempre eran muy respetuos@s. Para poder entender un poco mejor el contexto actual de la ciudad y aprender sobre su interesantísima historia, busqué -como suelo hacer cada vez que visito una ciudad que no conocía- hacer free walking tours. Sorprendentemente, solo hay un par en GuruWalk y los que hice habíamos muy pocas personas, pero sin duda fueron de gran ayuda y muy explicativos. Mención aparte merece el Parque del Pueblo donde los fines de semana los padres ofrecen a sus hij@s solter@s como si de un mercado se tratase para tratar de encontrarles espos@s a través de cartelitos con toda la información de lo que ofrecen y de los que esperan a cambio!!!

De lo más curioso que vi en el viaje… el Mercado de Solter@s en el Parque del Pueblo
En el interior del templo Jing’an la gente tira monedas a esa especie de torre en el medio tratando de meterlas por unas pequeñas ventanitas para pedir un deseo

En definitiva, a pesar de que por lo que vi Shanghai era una ciudad de paso para turistas que hacían ruta a través de China que solo paraban uno o dos días o de viajer@s que hacían escala, sobre todo australian@s y neozelandes@s que iban a Europa y aprovechaban la excepción de visado para parar y conocer la ciudad, me parece que fue todo un acierto quedarme más de una semana para poder recorrerla a fondo y en ningún momento llegó a aburrirme o dejar de sorprenderme… hay templos, modernidad, mercados, callecitas tradicionales, muchísima historia, la arquitectura de diferentes épocas e influencias, la comida, parques y prácticamente todo lo que puedas imaginar. Además sirve de base para visitar lugares cercanos incluyendo los pueblos de agua (a los que les dedicaré posts más adelante!).

Este primer contacto con China me dio muchas ganas de conocer otros lugares del país, pero sin duda me encantaría reecontrarme con Shanghai ya que tiene pinta de ser de esos lugares que puede cambiar en poco tiempo y aún me dejé muchas cosas por descubrir. Espero que así sea…

Aunque suene curioso, la calle Yuyuan es la arteria principal del llamado “Barrio Chino” de Shanghai

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